Durante 8 días en el año comemos en la Sucá y hacemos en ella todo lo que normalmente realizamos en nuestros hogares.
El motivo principal del precepto de comer en la Sucá es tal como dice la Torá: “Para que sepan vuestras generaciones que en Sucot (cabañas) hice habitar al pueblo de Israel cuando lo saqué de la tierra de Egipto”. El Jasidismo agrega algo interesante: todo el año un hombre debe esforzarse para llegar a la meta de servir a Di-s con todo su ser.
Pero en Sucot con el sálo hecho de comer y beber en la Sucá logramos este objetivo.
El carácter universal de Sucot
Durante la existencia del Templo de Jerusalem, la ofrenda de Sucot incluía setenta sacrificios para obtener el perdón y la bendición de Di-s para las setenta naciones del mundo, pues le corresponde al pueblo judío sostener al mundo con amor y bondad.
Los invitados especiales
En Sucot, además de nuestros huéspedes, tenemos invitados especiales que nos visitan en nuestra Sucá. Estos invitados “los Ushpizín” son nuestros antepasados Abraham, Itzjak, Yaacov, Yoséf, Moshé, Aharón y David. Cada noche, uno de ellos, en el orden establecido, encabeza a los demás, pero todos permanecen con nosotros durante todo Sucot.
Todos tuvieron que abandonar sus casas, el lugar donde vivian y sus bienes materiales para seguir las instrucciones de Di-s, tal como se hace en la actualidad al cumplir el precepto de morar en la Sucá.