Entregan su autonomía a cambio de una unión armoniosa entre hombre y mundo. En el océano hay individuos, sólo la suma colectiva de sus partes.
En un nivel cósmico, esto es lo que la tierra experimentó en conjunto en el Gran Diluvio, cuando Di-s la sumergió en una piscina de proporciones inauditas. Durante un año, la tierra estuvo sumergida en las grandes aguas; cuando emergió finalmente, era un mundo transformado. El mundo del pre-diluvio de la codicia, el egoísmo y la arrogancia fue reemplazado por un mundo de humildad y compromiso, un mundo sabedor de su subordinación a su Creador.
Di-s juró nunca volver inundar Su mundo otra vez. De ese momento en adelante, Su método sería más sutil.
En estos tiempos, dicen los maestros jasídicos, cuando empezamos a alejarnos en pos del individualismo y nos olvidamos que somos parte de un Todo Mayor, Di-s usa el dinero.
En esas ocasiones, podemos encontrarnos de repente ahogándonos en un diluvio de preocupaciones financieras. Así como las grandes aguas de las preocupaciones materiales nos agobian, despertamos y nos damos cuenta de que no es el «yo» el que hace el dinero, de que no somos una entidad auto-suficiente; sino que somos absolutamente dependientes de nuestra Fuente para el sustento.
Una vez que aprendemos esa lección, el torbellino se calma, el diluvio retrocede, y el Omnipotente se alegra de consentirnos con todo lo que nuestros corazones podrían desear.
Velvel Gurkow