Es el precepto con el cual se nos ordenó destruir toda idolatría y sus templos, con todos los sistemas de destrucción y aniquilación —romper, quemar, demoler y arrancar—, cada cosa según lo que le corresponde, es decir, con lo que sea más terminante y rápido para (el logro de) su destrucción. (Ello,) pues la intención es que no dejemos recuerdo de ella.
Es lo que El, exaltado sea, dijo: Destruir, habéis de destruir todos los lugares. Y además dijo El: Sino que así habréis de hacerles: sus altares demolerás…; y además dijo El: Y demoleréis sus altares.
Cuando de paso fue mencionado —en la Guemará (—Talmud, Tratado de) Sanhedrín— el Precepto Positivo incúmbete a la idolatría, dijeron con sorpresa: «¿Qué Precepto Positivo hay en idolatría? Lo explicó Rav Jisdá: y demoleréis».
Dice el Sifrí: «¿De dónde dices tú que si taló una Asherá, y ésta surgió nuevamente, incluso diez veces, que esta obligado a talarla? Para enseñárnoslo fue dicho: Destruir habéis de destruir».
Y allí dijeron: «Y destruiréis el nombre de ellos de aquel lugar — en la Tierra de Israel se te ha ordenado perseguirlos, mas no te ha sido ordenado perseguirlos fuera de la Tierra (de Israel)».