
El hecho de que Abraham estuviera dispuesto a sacrificar a su único hijo en el altar no ilustra en sí mismo cuán entregado estaba a Di-s. Después de todo, Di-s mismo le habló a Abraham y le dijo: “Toma a tu hijo, tu único hijo” A lo largo de las generaciones, muchísimos judíos estuvieron dispuestos a renunciar a sus vidas para santificar el Nombre de Di-s, incluso cuando Di-s no les habló directamente. Más bien, hay otro mérito y cuestión en juego en el hecho de que Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo: y es la celeridad con la que se apresuró a cumplir el mandato. De hecho, todas las obras de Abraham se realizaron con una vivacidad y rapidez similares, lo que demuestra su gran alegría y deseo de cumplir la voluntad de Di-s y de complacer al Creador. Esta prontitud para realizar una mitzvá, un rasgo de nuestro antepasado Abraham, es un mérito para todos nosotros hasta hoy. (Tania)