
El Talmud (Erjin 15b), describe el efecto del Lashon Hará teniendo tres impactos: Afecta negativamente el estado espiritual de quien haya hablado, del que lo ha escuchado, y de la persona de quién se habló.
Podemos entender los dos primeros impactos, tanto el de la persona la cual habló mal como la que tuvo placer de haber escuchado, pero ¿qué hizo de mal la pobre persona acerca de la cual estaban hablando?
La primera palabra de la lectura de la Torá de esta semana, es Emor «Habla».
La esencia del hombre esta llena de emociones conflictivas que uno no nota. El habla es el proceso de descubrir información, divulgando verbalmente lo que antes se encontraba oculto. Este proceso de exponerse a uno mismo articulando los pensamientos, es paralelo al efecto que uno tiene con otros cuando hablamos de ellos.
Dos de las diez características identificadoras de una persona realmente virtuosa son la habilidad de no percibir el mal en otra persona y la absoluta determinación de ver al otro de una manera positiva (Maimónides)
La filosofía Jasídica explica que hablar positivamente de otro causa que actúen de esa forma. El acto de ver lo positivo en los comportamientos que uno presencia, revela el bien que se encuentra dentro del psique de aquella persona, y de esta forma desarrolla su disposición moral hasta el punto de que automáticamente irán por el camino de tu propia profecía.
Recalcar las capacidades positivas en otro puede tener grandes efectos. Hablar mal, sin embargo, puede generar efectos inversos. El objeto de la conversación puede que no esté presente durante la discusión, pero despertar aquellas características pueden traer ramificaciones negativas.
Entonces, el verdadero significado de la palabra «Habla» de nuestra Parashá significa: Habla positivamente de los demás, deja que tus palabras impacten al mundo y que los otros sean afectados por ello.
Por: Elisha Greenbaum