
LOS SOCIOS DE DI-S
En la parte de la Torá de Toldot, nuestro antepasado Itzjak declara: “Por ahora, Di-s nos ha dejado espacio, y seremos fructíferos en la tierra”.
Al comentar la palabra hebrea para “fructífero”, “ufarinu”, Rashi explica que significa “aumentar”, expandirse y propagarse.
El versículo anterior se puede dividir en dos partes. La primera mitad, “Di-s nos ha dejado espacio”, se refiere a las fortalezas y habilidades que Di-s otorga a un individuo. La segunda parte, “seremos fructíferos en la tierra”, se refiere a la obligación que implica utilizar esos dones trabajando para hacer del mundo un lugar mejor.
La Torá enseña: “El hombre nace para el trabajo”. Di-s creó el mundo de tal manera que el hombre tiene el potencial de mejorar la creación y agregarla a través de sus esfuerzos. A simple vista, la Divinidad está oculta y encubierta. Sin embargo, cuando el hombre actúa de acuerdo con la voluntad de Di-s, se revela la verdadera Divinidad subyacente de la creación. El hombre se convierte en un “socio” con Di-s en el acto de creación, por así decirlo, al descubrir la luz Divina que sustenta toda la existencia.
Surge una pregunta: ¿Cómo pueden los seres humanos mejorar algo que Di-s mismo creó? ¿Es el hombre realmente “superior” a Di-s a este respecto? Por supuesto que no, como vemos en la primera mitad del versículo anterior, “Por ahora Di-s nos ha dejado espacio”. Todo se origina en última instancia de Di-s. Si no fuera por las fortalezas y habilidades que Él nos da, nunca podríamos lograr nada. Es solo a través del mérito de estos poderes divinamente dados que podemos revelar la Divinidad en el mundo y elevar la creación a un nivel superior.
También se deduce que una vez que se hayan otorgado estos poderes, se espera que hagamos un uso adecuado de ellos. A medida que aprendemos del texto de nuestra sagrada Torá, “por ahora Di-s nos ha dejado espacio”, es seguido inmediatamente por “y seremos fructíferos en la tierra”, lo que indica la necesidad de acción práctica.
Este mismo concepto se expresa en un versículo en Salmos: “Yo soy el Señor tu Di-s, Quien te sacó de la tierra de Egipto; abre bien la boca y la llenaré”. El primer paso es la influencia de Di-s que viene de Arriba, es decir, Di-s sacando al pueblo judío de Egipto. Sólo después entra en juego el servicio del hombre, “abre bien la boca”. Al decirnos que “abramos de par en par”, Di-s nos exhorta a “agregar” a lo que Él ha creado, mejorando y optimizando el estado del mundo. Entonces podemos estar seguros de que “lo llenaré”: Di-s no solo nos otorgará el poder de actuar, sino que también nos ayudará en nuestro servicio Divino, asegurando así nuestro éxito.
Adaptado del Volumen 10 de Likutei Sijot