• VENTA DE JAMETZ
  • RESERVÁ TU MATZÁ SHMURÁ
  • contáctenos
  • donar
Facebook Instagram
  • Hoy: 15 Adar 5781 27/02/2021

  • Parashá: TETZAVE

  • Enc. de Velas: 19:04 Buenos Aires

  • Buscar
  • Inicio
  • Qué es Jabad
  • El Rebe
    • Escribir al Rebe
    • El Ohel
    • Biografía
    • Historias
    • Enseñanzas
  • Instituciones
    • Acción Social
      • Ieladeinu
      • La Fundación
    • Mujer
      • Beit Jana
      • Majon Or Jaia
    • Jóvenes
      • Aieka
      • Cteens
      • Ieshiva Anoji
      • ISEJ
      • El Lazo
    • Educación Formal
      • Nivel Inicial
      • Escuela Primaria
      • Escuela Secundaria
  • Festividades
    • Las Altas Fiestas
    • Sucot y Simjat Tora
    • Januca
    • 10 de Tevet
    • Tu Bishvat
    • Purim
    • Pesaj
    • Sefirat Haomer
    • Pesaj Sheni
    • Lag Baomer
    • Shavuot
    • 9 de Av y las 3 semanas
    • 15 de Av
  • Contenido
    • Shabat
    • Kosher
    • Mitzvot
    • Ciclo de Vida
    • Jasidísmo
    • Israel
    • Di-s y el hombre
    • Mujer
    • Mashiaj y Beit Hamikdash
    • Holocausto
    • Relatos
    • Preguntas frecuentes
  • News
    • Nacionales
    • Internacionales
  • Contáctenos
  • Donar

Hola, Rabbi Raichik

“Cuando mi hija Libby se comprometió, decidimos realizar su Vort en el “Raichik Shul”, el templo que construimos en Kfar Jabad, junto a los conocidos de Yossi, para eternizarlo de una manera que lo pinte de cuerpo entero, una vida entera dedicada a la santidad, en el plano general y en el particular”, cuenta la viuda de Rabbi Yosef Ytzjak Haleivi Raichik Z”L, la Sra. Dina shetijie. “Afuera todavía colgaba el cartel con la leyenda ‘aquí se construirá el Yossi Raichik Shul’ junto a la foto de él. El edifico no estaba terminado aún. La decisión de realizarlo ahí, surgió de las ganas de celebrar la alegría familiar en un espacio donde la presencia de Yossi se sienta de manera especial.
“En cierto momento, noté a una mujer a quien no reconocí. Supuse que era una invitada de la familia del novio. Al rato la mujer se me acerca, me saluda sacudiendo mis manos con mucho entusiasmo y me desea un Mazal Tov bien emotivo

‘¿Quien sos?’ Me interesé.

‘Yo trabajo en uno de los dormitorios de Children of Chernobyl’, me contó. ‘Tu marido, Rabbi Raichik, traía cada tanto importantes personalidades para mostrarles los chicos, el espacio y el trato que se tiene con ellos. Un día, vino con invitados muy importantes de otro país. Los miré de costado y sentí la gran diferencia que había entre nosotros. Yo, una simple mujer, trabajo en un pequeño dormitorio, y ellos, importantes empresarios que donan de su dinero a grandes instituciones y programas. No me amargué por ello mas fui consciente de la situación y la realidad.

Parece que su marido, con su particular sentir, lo notó. Dejó por un momento a sus importantes invitados y se me acercó. Me saludó con una sonrisa amplia, se interesó por mi estado y por el de mis hijos. No tengo palabras para describir lo que sentí en esos momentos. Yo no lograba procesarlo: el gran Rabbi Raichik, deja a las personalidades que lo acompañan y que vinieron desde otro país, y se acerca… ¡a mi! E incluso se interesó por mi y por mi familia!!!

Poco tiempo después falleció para desgracia nuestra. Desde entonces, cada mañana en camino al trabajo paso por aquí, por el templo construido en su memoria. Cada mañana, me detengo de nuevo frente al cartel y su cara luminosa. Ahora soy yo la que le pregunto: ¿cómo está, Rabbi Raichik? ¿Cómo están sus chicos? Le mujer finalizó el emotivo relato, y las lágrimas que brotaron de sus ojos, no dejaron secos los míos.”

Este relato, que conocemos por primera vez por parte de la Sra. Raichik, es uno de incontables cuentos que nos ilustran la vida de su marido, nos devuelve y rememora la tan buena y bella personalidad a todos los que tuvimos el mérito y el honor de conocerlo. Una personalidad que su falta se siente cada vez más con el paso del tiempo, diez años. ya, desde el domingo veintiuno de Elul, primer día de Selijot del 5768.

Fueron cincuenta y cinco años los que Yossi vivió con nosotros, y son tantos los logros alcanzados por él, tantas buenas acciones, tantos corazones rotos y tantísimos dulces recuerdos los que dejó detrás.

“Varios años atrás nos encontrabamos en Nueva York”, sigue recordando la Sra. Raichik, “era tarde y viajábamos en una ruta desierta. De pronto, Yossi notó al costado de la ruta a una persona de apariencia judía, y a su lado, otra persona con una moto. Con el radar particular que tenia, Yossi sintió que ese Iehudi estaba en problemas. No lo dudó un momento, dio la vuelta y se acercó a donde ellos.

Cuando nos detuvimos a su lado, Yossi se acercó a averiguar qué pasaba y cómo podía ayudar. Yo, a decir verdad, temí bastante. No había un alma a nuestro rededor, era tarde por la noche, y el motoquero no lucía simpático particularmente. Rápidamente nos enteramos que efectivamente se trataba de un Iehudi. Un muchacho israelí que sin querer tocó levemente a la moto mientras viajaban. El segundo conductor se empecinó en no dejar ir al israelí hasta que éste le pague todo el daño cometido. El muchacho no tenía dinero encima, así que ahí parados, discutieron hasta el cansancio del dueño de la moto.

Yossi no perdió tiempo y entró en acción. Comenzó a negociar con el motoquero para poder pagarle y finalizar con la disputa. Aquel, el dueño de la moto, no podía creer que esas dos personas nunca se habían cruzado y que no se conocían anteriormente. Tan impresionada quedó, que estuvo dispuesto a recibir los únicos cincuenta dólares que tenía Yossi y liberar al israelí a seguir su viaje.”

Y otro cuento más de esa época en la cual los Raichik eran una joven pareja.

“Salimos a cenar a un restaurante”, cuenta la Sra. Raichik. “Cuando llegamos, el lugar estaba repleto y tuvimos que esperar un rato hasta que se liberó una mesa para nosotros. Luego, mientras cenábamos, entró un pordiosero y fue por las mesas pidiendo limosna. Unos pocos le dieron unas monedas, pero la mayoría de la gente no se mostró particularmente cómoda con la molestia. Algunos incluso le hicieron caras.

De pronto Yossi notó que había una mesa libre al costado del salón. Saltó de su lugar y fue a ocuparla. Luego, se acercó al pordiosero, lo llevó con delicadeza agarrándolo del brazo y lo invitó a sentarse. Pasó un rato con él y se acercó al mostrador. Hizo un pedido al encargado, pagó la cuenta de su bolsillo, y llevó una bandeja llena de comida a la mesa del señor. Volvió a sentarse en nuestra mesa, cuando al pasar pocos minutos saltó de nuevo del lugar. Corrió a la mesa del pordiosero, le dijo algo al mozo y volvió conmigo. Le pregunté qué pasó ahora, a lo que respondió naturalmente, ‘recordé que había olvidado de preguntarle qué bebida quería.

No sé cuánto dinero juntó el pordiosero esa noche aquel señor, pero de algo estoy segura, con hambre no se fue.”

Es difícil calcular la enorme cantidad de amigos que Rabbi Raichik fue cosechando a lo largo de su corta vida, pero muchísimos lo acompañaron en el largo camino que anduvo, y extrañarlo — sí, ese es el verbo que utilizan una y otra vez -, lo extrañan cada día más.

Uno de ellos es el Rab Yosef Ytzjak Hacohen Aharonov, director general de Jabad en Israel, con quien Rabbi Raichik trabajó por más de veinte años.

“Mi relación con mi íntimo amigo Yossi me lleva cincuenta años para atrás”, dice el Rab Aharonov. “Nos conocimos en el año 1967 en la Yeshiva Tomjei Tmimim de Montreal. Por esas causalidades, compartimos habitación en el dormitorio de la Yeshiva, y así comenzó una amistad genuina y personal muy especial.

Recuerdo que me impresioné mucho con el hecho de que él, a pesar de venir de Los Angeles — la meca del mundo del goce material, tal vez lo más America que haya -, tenía verdadero Yirat Shamaim, temor a Hashem genuino y las bases de la conducta jasídica muy sólidas. Cuando alguno volvía de 770, la casa del Rebe, a Montreal, Yossi lo interrogaba con los ojos saltando de dicha, sobre lo que dijo el Rebe y sobre todo el ambiente que a éste lo rodeaba. En ese momento no imaginé que nuestra relación crecería tanto hasta convertirnos en socios.

Nuestra sociedad comenzó en el año 1989, cuando Rabbi Raichik se hizo cargo de la recaudación de fondos para Tzaj, la institución a cargo de las actividades de Jabad en Israel, y un año después asumió la responsabilidad y la dirección del enorme proyecto para salvar a Children of Chernobyl.”

“Yossi marcó un camino en esta área (la de recaudación de fondos) que muchos anduvieron luego”, agrega y dice el Rab Aharonov, que también desarrolla. “Al principio, cuando entablaba relación con un Iehudi pudiente para que éste apoye los proyectos del Rebe, no los invitaba a ‘donar’ para este u otro proyecto, sino que lo convertía en socio y en parte del mismo. No había un ‘yo’ y un ‘vos, sino un ‘nosotros’. ‘Nosotros queremos que los chicos Iehudim sepan más Tora’, ‘nosotros queremos que otro chico de Chernobyl pueda hacer Aliyah a Israel.

En segundo lugar, la relación con aquella persona no se limitaba a los donativos. Desde el momento que Yossi lo transformaba en socio partícipe del programa, automáticamente entraba en un círculo de amistad que no dependía de nada. Yossi sabía casi toda la vida de sus amigos — los nombres y edades de todos los familiares, sus fechas de cumpleaños, donde estudian, cuáles son sus gustos y a qué se dedican. Quiero aclarar que no era una estrategia pensada y planificada, sino una conexión afectiva y humana. Incluso cuando alguno de los donantes perdía su fortuna — cosa que lamentablemente ocurre — y su capacidad de ayuda, la amistad con Yossi se mantenía con el mismo ímpetu que anteriormente. El que entraba en el círculo de Yossi, no salía nunca más.

Y el tercer aspecto que resalto, en todas sus relaciones con los donantes que se volvieron amigos y apoyaron nuestros programas, sobresalió la cuestión judía. Casi no habían conversaciones que mantenía con ellos sin transmitir un mensaje Iehudi. Alguna palabra de la Tora, algo respecto a la fecha en la cual se encontraba o un lindo comentario sobre la Parasha de la semana.”

El Rab Aharonov, quien acompañó al Rabbi Raichik de cerca en los últimos meses, semanas y días de su vida, quien al lado de la Sra. esposa y el resto de la familia dieron vuelta cielo y tierra para conseguir el transplante necesario, fue también quien escuchó el último pedido en su vida antes que lo conecten al sistema respiratorio, un momento antes que lo duerman. “Poneme los Tefilin”, pidió Yossi con el resto de las fuerzas que le quedaban, y el Rab Aharonov cumplió con su solicitud. Le puso los Tefilin ese y todos los días, hasta el último, en el cual Yossi devolvió su alma al creador.

“No hay palabras para describir el dolor que tuve y tengo en mi corazón desde el momento que Yossi se fue, cuando se encontraba en el tope de su floreciente actividad” cierra el Rab Aharonov.

“Wow”, comenta espontáneamente otro viejo amigo al responder a nuestro llamado donde le pedimos conversar sobre el decenio a falta del Rabbi Raichik. “No es un desafío fácil”, dice, “porque lo que diga, no va a alcanzar”.

Este amigo es el Shliaj del Rebe en Tel Aviv, el Rab Yosef Ytzjak Piekarsky, quien se encuentra allí ya cuarenta años. A Yossi lo conoció en el año 1972 en la Yeshiva de Ocean Parkway donde estudiaron juntos. Luego de casarse y viajar a Israel, Rab Piekarsky mantuvo el contacto con afecto y cercanía. Más adelante, cuando Yossi viajó a Israel para conocer a su mujer con quien terminaron casándose, paró en la casa de los Piekarsky hasta el momento de romper el plato y concretar el compromiso con Dina. Una de las fiestas del Sheba Brajot posteriores al casamiento tuvo lugar en esa misma casa. En el año 1988, cuando los Raichik llegaron a Israel para comenzar el trabajo en Jabad Israel y especialmentela dirección del programa de Children of Chernobyl, se asentaron en Tel Aviv, y los entonces amigos ahora se volvieron también vecinos.

“Vivíamos ambos cerca del Templo de Sadigura”, cuenta el Rab Piekarsky. “Rezamos ahí y conocimos de cerca a muchos empresarios con raíces jasídicas. Puedo afirmar que la impresión que les dejó Yossi con su profunda sinceridad fue mucho mayor que la de varias personalidades importantes que pasaban por ahí.

Voy a agregar algo que para algunos puede llegar a parecerles novedoso. Yossi era una persona de mundo y solía rodearse de gente con gran poder adquisitivo y vidas llenas de lujos, igualmente, su personalidad era y fue la de su padre, el famoso Shada”r, Rav Shmuel David Raichik Z”L, un Shluja deRabana, enviado del Rebe. Su devoción al hacer Tefila, su manera de recitar el Tehilim, no era común. De hecho, en todo lo que se involucraba, lo hacía hasta el final.

Recuerdo por ejemplo, un Shabat que pasé en su casa en Kfar Jabad, y cuando finalizó lo escuché hacer la Havdala. Fue una experiencia inolvidable. Para el común de la gente, la Havdala suele ser un texto que se lee cuando termina Shabat y sirve para sacarse la Capota o para poder comer. En cambio con Yossi no, lo dijo y cantó con tanta devoción y emoción mientras se concentraba en el significado de cada palabra que leía. Lo impresionado que me dejó en ese momento me acompaña hasta el día de hoy.

Esta manera de ser y actuar lo reflejaba también en su principal ocupación, la recaudación de fondos. Hay personas que son exitosas porque son muy inteligentes o por ser buenos diplomáticos. Con Yossi era totalmente diferente. Las personas con las que se encontraba quedaban atrapados por su profundidad tan auténtica y potente que les conquistaba el corazón. Podría decir tranquilamente, que él no fue un clásico recaudador de fondos, ya que su personalidad era más compatible con la de uno que da que con la que recibe. De todas formas, cosechó impresionantes éxitos por el calor y la verdad que irradiaba.”

Rav Yosef Swerdlow, fue la mano derecha del Rabbi Raichik en su momento. Hoy vive en Jerusalem y se ocupa a difundir el judaísmo en Israel, es veinte años menor que su superior. Eso no impidió a Yossi a tratarlo como un par y un partner en todo sentido.

“Con Yossi Z”L comencé a trabajar poco tiempo después de casarme”, cuenta Swerdlow. “Eso ocurrió hace más de veinte años, cuando él (Yossi) quiso desarrollar un programa que ayude a todos los Shlujim, a todos los rabinos de Jabad en Israel. Algo parecido al Shluchim Office que hay en Nueva York. Trabajé cinco años en ese proyecto y la idea comenzó a plasmarse y a funcionar muy bien. Ese período fue para mi — no importa el orden -, Rabino, amigo, compañero, Mashpia y hermano mayor. Una sola cosa no fue: jefe. Todo momento en su cercanía era para mi una experiencia inolvidable. Una reunión de trabajo, salir juntos a visitar a alguien, o cruzarse con un tercero en el lobby de un hotel, ¡de cada cosa aprendí muchísimo!

Luego de cinco años me dediqué a otras cuestiones cuando unos meses antes de su fallecimiento recibí su llamado telefónico. ‘En los próximos meses necesitaré estar en los hospitales’, dijo, ‘vos conoces a la gente y mi estilo de trabajo, vení a ayudarme hasta que vuelva y ahí veremos cómo seguir’.

Obviamente respondí a su llamado y vine. Trabajé bajo sus órdenes hasta su fallecimiento, que me golpeó tanto como a todos nosotros con un shock total. Luego de eso seguí trabajando un tiempo mientras me apegaba más y más a Yossi, al Jasid y a la persona. Aprendí esto al pasar por sus anotaciones en la agenda de contactos, hablando con ellos y recibiendo sus comentarios llenos de dolor. Personas que lo conocieron y quedaban duros y reacios a aceptar la noticia. Me contaron historias y anécdotas impresionantes sobre su entrega y la cercanía que Yossi tenía para con ellos.

De esta manera supe sobre un empresario que se encontró con Yossi en un viaje de él recaudando fondos para el programa Children of Chernobyl, y que lo convenció para que realice una importante donación. En ese encuentro Yossi se enteró que esa persona estaba en pareja ya varios años sin haber hecho la Jupa. Yossi detuvo su próximo viaje planificado y se quedó con aquel empresario. No lo dejó durante varios días hasta que organizaron un casamiento bajo la ley de Moshe e Israel, la Jupa. No hubo persona alguna que le dio una donación a Yossi y no fuera influenciado en su vida espiritual. En ese sentido, él siguió el camino de su padre, siendo un Shada”r con todas las letras, un Shluja deRabanan. Personas que, como bien definieron nuestros Rebes, ‘siembran rujaniut, espiritualidad, y cosechan gashmiut, materialidad’.”

El Rabino Tzvi Grunblatt, Shliaj del Rebe y director general de Jabad Argentina, fue un gran amigo del Rabbi Raichik Z”L durante su vida, y que pasaron a ser consuegros luego de su muerte. Él también pide elevar por sobre todo, la influencia en la vida espiritual que Yossi tuvo con toda persona que se cruzó.

“En principio parece que siempre se dedicó al trabajo comunitario”, abre el Rabino Grunblatt y dice. “A pesar de eso, una y otra vez me vi sorprendido por sus ganas e ímpetu para influenciar a toda la gente y llenarlos con las ganas de mejorar en Tora y Mitzvot. Eso se debía totalmente al estilo de persona que fue. Proyectaba tanta bondad, que sus palabras atravesaban todos los corazones. Conocí una pareja que se encontraban prontos a casarse y estaban muy alejados al judaísmo. La chica me dijo: ‘si me caso con un rabino ortodoxo, será con Rabbi Raichik’.”

Hubieron varios aspectos sobresalientes en la personalidad de Rabbi Raichik que el Rabino Grunblatt quiere resaltar:

“En primer lugar, Yossi, fue una persona que trabajaba mucho. Simplemente se esforzaba en su santa actividad. No perdía un minuto. Incluso, al finalizar un largo viaje, aprovechaba y visitaba a un Iehudi en camino al aeropuerto. En la espera al vuelo realizaba varios llamados telefónicos.

En segundo lugar, el honor del Rebe y de Lubavitch eran de lo que más le importaba. Él lo vivía realmente. No fue un diplomático y tampoco le gustaba discutir y entrar a reñir con nadie. Pero cuando a su parecer alguien atentaba contra el honor y el respeto del Rebe de Lubavitch, no podía dejarlo pasar y seguir como si nada. Lo conocí durante varios años y siempre, siempre le importó una sola y única cosa: qué es lo mejor para Jabad y para el Rebe. Yo personalmente solía aconsejarme con él cuando tenía que tomar este tipo de decisiones y quería saber cuál sería la forma que el Rebe querría que se realice.

Y en tercer aspecto, cada vez que alguien necesitaba ayuda, él estuvo ahí para brindarla. Y hablo sobre gente que no tenía nada que ver con Yossi. Gente que no le iba a traer ningún provecho, ni personal ni laboral. Hasta el día de hoy, el nombre de Yossi Raichik es recordado por muchos en Argentina, como uno kadosh, sagrado y bueno.”

Cuando hablamos sobre la sensación de falta y extrañamiento, es natural que lo charlemos con sus familiares. Seis hijos dejó huérfanos Rabbi Raichik, y lamentablemente a ninguno de ellos pudo ver bajo la Jupa. Hoy, cinco de ellos ya están casados, y cuatro de ellos ya tienen hijos. De sus palabras podemos conocer otros aspectos de la persona que fue este padre tan especial.

El Rav Eli Raichik, Mashpia en la Yeshiva Guedola de Buenos Aires, padre de tres, tenía veintiuno cuando falleció su padre.

“La sensación predominante es la de haber perdido la oportunidad de no haberlo conocido lo suficiente”, dice con dolor. “La providencia divina me favoreció y pude estar en Israel durante el último año de su vida y así permitirme estar en su cercanía, conversar y aprender de él, pero esto no cura el dolor de extrañarlo y sentir su falta en el presente. Más todavía, al crecer, cuando uno personalmente tiene su propia familia y se convierte en padre, que tu óptica sobre la vida se acerca a la óptica de tu padre y su presencia se torna más importante aún. Pasan los años y el camino de la vida fluye, pero la sensación de orfandad sigue siendo parte de mi vida.”

La hija, la Sra. Jemi Glitzenstein tenía diecinueve hace diez años. Hoy junto a su marido tienen seis hijos y son los Shlujim del Rebe en el barrio de Bar-Lev en la ciudad de Mizkeret Batia. Habla con emoción sobre papá, diciendo que todo lo que hizo durante su vida, lo hizo a fondo.

“Incluso ahora, a diez años de su partida, mi papá es la persona más importante en mi vida”, dice ella. “Esto surge del hecho de que todos los días de su vida los vivió con todo el sentido de la palabra vivir. Siempre tenía muchas cosas para hacer y su agenda estaba muy apretada. De todas formas, todo lo que hizo, lo vivió hasta el final, sin saltearse y sin minimizar nada. Todo tenía un motivo y un sentido. Todas sus Tefilot, sus rezos, fueron hechas con pausa y dulzura.

Así también cuando contaba un Maise, un cuento jasídico, o cuando cantaba un Nigun, una melodía jasídica. Recuerdo por ejemplo las noches de Januka. Llegaba tarde a casa, y el encendido de las velas lo hacíamos varias horas luego de la puesta del sol (cuando se deben encenderlas). A pesar de ello, él no apuraba nada, no liquidaba el trámite. Todo lo realizaba con plena devoción y kavana, con mucha emoción y ternura. Su vida fue corta, pero la vivió plenamente.”

La Sra. Glitzenstein atesora en su memoria un recuerdo particularmente bello. “No sé bien por qué, tal vez por su cercanía a la festividad de Pesaj, en mis cumpleaños él solía ausentarse. Cuando se acercaba mi decimoctavo cumpleaños, él se preparaba para un viaje largo y lejano. Le dije, ‘papá, ¿no vas a estar para cuando cumpla los dieciocho?’.

A la mañana de mi cumpleaños me llegó a casa un enorme ramo de flores rodeado de muchos globos junto a unas palabras y bendiciones de él. Eso fue muy lindo y emotivo de su parte. Estando de viaje y lleno de reuniones de trabajo, no se olvidó de mi. De noche salimos toda la familia a festejar en un restaurante. Yo me senté de espaldas a la puerta de entrada, cuando de pronto noté que todos miraron sorprendidos para ese lado. Di vuelta mi cabeza, y hasta el día de hoy recuerdo la situación como en cámara lenta: papá caminando con el equipo de Talit y Tefilin bajo el brazo, sonriendo e irradiando luz por doquier. ‘¡Es tu cumpleaños dieciocho, no podía no venir!’ Anunció con una amplia sonrisa. A medianoche tomó otro vuelo y retomó su viaje.”

El hijo Rev Meni, tenía catorce años al fallecer su padre. Sus memorias y recuerdos de su padre vienen muy ligados a su trabajo en Jabad Israel.

“Desde que tengo conciencia y memoria, recuerdo a papá pegado a Tzaj, Jabad Israel”, dice con una sonrisa. “El camino del colegio a casa pasaba por el edifico de su oficina. Cuando lo necesitaba a papá, llamaba ahí. Hasta el día de hoy recuerdo el viejo número de teléfono de ahí y su interno.”

No, su edad no le permite memorar conversaciones profundas con su padre, de todas formas, le quedaron grabados en su memoria recuerdos totalmente vivos e importantes. Por ejemplo un cumpleaños donde junto a los compañeros de la escuela hicieron Farbrengen y él habló para todos los chicos. “Nos habló sobre el hecho de que todo lo que el Rebe dijo para todos, en realidad se lo está diciendo a cada uno y uno de manera particular”, recuerda Rev Meni. “Esa es la síntesis de lo que habló con nosotros y lo ejemplificó con un atrapante Maise que vivió en su juventud.”

O el viaje que hicieron juntos a 770, la casa del Rebe, en honor a su Bar Mitzva, un año antes del fallecimiento. Y también recuerda el último Purim en vida que tuvo Yossi. “Recuerdo”, dice, “a mi hermano mayor y sus amigos, Shlujim en la Ieshiva de Rostov, sentados junto a mi padre haciendo farbrengen. Papá dijo Lejaim y habló sobre el Rebe con mucho entusiasmo. Le molestaba muchísimo que los jóvenes no entiendan realmente lo que significa ‘viajar al Rebe’ o entrar en Iejidut, audiencia privada con el Rebe”.

La hija, la Sra. Libby Kenig, tenía dieciocho años al partir su padre. Vive en Kfar Jabad y es madre de cuatro. Cuando le pedimos hablar sobre su padre, el torrente de palabras que brotan de su boca es asombroso.

“Si alguien me pregunta quien fue mi papá, le digo que fue una persona dulce y amorosa. Y buena. Y muy sensible. Y que hasta el día de hoy sigue viviendo dentro mío con una potencia que veo reflejada en mis hijos. Me encuentro copiándolo en tantas cosas…

Toda su forma de educarnos fue muy especial. Toda nuestra educación, judía y jasídica, le era muy importante que sea de manera vívida. Que nos entreguemos. Por ejemplo en las cenas de Shabat, nos hacía una pregunta sobre la Parasha de la semana y decía: ‘me surgió esta pregunta en el templo mientras escuchaba la lectura de la Tora, y necesito que me ayuden a solucionarla.’ Al instante agarrábamos el jumash y los libros con comentarios y buscábamos la respuesta.

Lo recuerdo en el almuerzo de Shabat y hablar sobre el Rebe. Lo describía (al Rebe) en cuestiones cotidianas, como su entrada al templo o su manera de sentarse. Se sumergía tanto en sus palabras, tanto que ellas le provocaban el llanto de emoción. Nos impregnó un enorme calor jasídico.

Se conectaba a todo lo que hacía. Al cantar el Sholem Aleijem bailaba y aplaudía. Todo su ser se metía en las palabras. Se emocionaba y cerraba los ojos al cantarlo. Su Kidush era un verdadero KIDUSH. Antes de empezar nos miraba a los ojos, a mi y a mis hermanos. Su Havdala era entonada con una melodía especial. Luego guardaba el Talit y se dirigía a cada uno de nosotros y nos llenaba de bendiciones en Yiddish, y nos abrazaba sentidamente.

La cantidad de amor que papá llenaba la casa, es algo que no sé cuántos chicos tienen el mérito de recibir. Abrazar. Besar. ¡Decir! Decirnos cuánto nos ama. Realmente nos admiraba. A pesar de no estar en casa, siempre supimos que éramos toda su vida. A su parecer, no había nadie igual a nosotros. Incluso hoy me sigue acompañando en todo momento. Muchísimas cosas hago y sé que vienen de él.

Cuando le digo a la gente que se están por cumplir diez años de su fallecimiento, no lo pueden creer. Yo tampoco termino de aceptarlo. Ya que fue una persona tan viva, los recuerdos siguen siendo vivos. Y cuesta creer que ya pasaron diez años.”

Notas Relacionadas:

Internacionales

Recibí tu letra en la Torá escrita para la protección de Am Israel

Estos días, en Israel, se está escribiendo una Torá especial para la protección y salvación de Am Israel en todas partes del mundo.    En el invierno de 1981, el Rebe de Lubavitch explicó las palabras del Profeta Daniel: «Y en ese momento Tu pueblo se salvará, todo el que esté escrito en el libro…»- […]

LEER MÁS
Di-s y el hombre

Sumate a la campaña de Torá, Tefilá y Tzedaká

Desde el pasado lunes 23 de marzo, el Rabino Tzvi Grunblatt, Director de Jabad Argentina, y los Shlujim  lanzaron la campaña de unión por medio de la Torá, Tefilá y Tzedaká. Todos los días a las 17 horas (Argentina), en horario de Minjá –  momento de aceptación especial de Hashem – se invita a que hombres, […]

LEER MÁS
  • 15 Adar 5781 27/02/2021

    VER CALENDARIO >

    CONVERSOR DE FECHAS >

  • Parashá

    TETZAVE

  • Encendido de Velas

    19:04 Buenos Aires

  • Enseñanza Semanal

  • Revista Esencia

  • Encontrá tu Beit Jabad

    Ver todos >

  •  

Agüero 1164 / Buenos Aires / CP 1025 / Argentina / Tel. (+54 11) 4963-1221 / contenidos@jabad.org.ar


@2018 Jabad Lubavitch Argentina