
“Aunque el verano todavía continuaba, y el día era brillante y soleado, había un cambio en el aire. Uno podía oler el perfume de Elul; soplaba un aire te Teshuvá. Todos estaban más serios, más pensativos…esperando el llamado del Shofar, el primer toque que anunciaría la apertura de las puertas del mes de la misericordia”.
Así describe el Rebe anterior de Lubavitch, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, el comienzo del mes de Elul en Lubavitch.
El último mes del año Judío, Elul, es un momento propicio para rever nuestros logros y fallas del año culminante; es un mes de temor previo al acercamiento de Rosh Hashaná y Iom Kipur, cuando “todos los habitante de la tierra pasan frente el Juez Divino como un rebaño de ovejas” (de las plegarias de Rosh Hashaná y Iom Kipur). Pero Elul es también un mes gentil, ablandado por las profecías reconciliadoras de los “Siete de Consuelo” y las vibraciones de compasión Divina que persisten desde el momento en que Moshé pasó todo el mes de Elul en la cima del Monte Sinaí rogándole a Di-s que perdone a Israel por su primer pecado. En una palabra, Elul es un momento de Teshuvá: tiempo de arrepentirse, pensar y reconciliarse; un momento para volver a un prístino comienzo y redescubrirse el verdadero yo y la chispa de Divinidad en cada uno.
El Primer Recurso
Para conservar al cuerpo y alma unidos, el ser humano precisa aire, agua, comida, ropa, vivienda- en ese orden. Sin aire, Di-s no permita, la persona fallecería en cuestión de segundos. Sobrevivirá unos pocos días sin agua, y un par de semanas sin comida. La necesidad de ropa y vivienda son menos inmediatas aparentemente, pero sin ellas, el hombre finalmente sucumbiría a un ambiente general- mente hostil para su vida y salud.
Este orden describe el relativo acceso de estas fuentes. Vivienda es la más fatigosa y cara para conseguir. La vestimenta no tanto, la comida menos aún, el agua es todavía más accesible. Finalmente el aire, que es la fuente más crucial de todas, es la más abundante y menos difícil de conseguir.
Los dichos “un cambio de aire”, “Sentido de Elul”, y “viento de Teshuvá” arriba mencionados, no son meras figuras poéticas, sino que expresan una verdad acerca de Elul y el espíritu de Teshuvá. El esfuerzo por cortar a través de las ruinas de fracasos y faltas de equidad acumuladas en la vida y tocar la base con la inmaculada pureza del centro de la propia alma, es un esfuerzo de todo el año
Pero en el Mes de Elul, ingresamos en la atmósfera de Teshuvá.
En este mes, la Teshuvá no es un factor de nervios por los “momentos de la verdad” o algo que es extraído de las profundidades de un libro de rezos. Es un aire accesible y pleno: sólo tenemos que inhalarlo profundamente y llevarlo hacia nuestros pulmones y a través de nuestras venas. Y con Elul, viene la realización que, como el aire, Teshuvá es nuestra fuente más crucial, nuestra respiración de vida espiritual.