
Me convertí al judaísmo y estoy muy feliz. Siempre me he sentido acogida por la comunidad y de ninguna manera una extraña. Pero estoy molesta por la ley que dice que una conversa no puede casarse con un cohen. Si soy una judía con pleno derecho, ¿por qué no soy suficientemente buena como para casarme con la tribu sacerdotal?
RESPUESTA:
Una conversa puede casarse con un rey. Una conversa puede casarse con un profeta. Una conversa puede casarse con un rabino, el escalón más alto de la sociedad judía. Por lo tanto, no tiene sentido decir que una conversa no puede casarse con un cohen porque son ciudadanas de segunda clase. Debe haber alguna otra razón. Cuando la Torá prohíbe un matrimonio, nunca es porque una de las partes no es lo suficientemente buena para la otra. Es porque las partes no se corresponden entre sí. No son almas gemelas. En el caso del cohen y la mujer conversa, las dinámicas de sus almas chocan, sus energías espirituales se contradicen, y por eso no pueden casarse.
Entonces estas dos almas, el cohen y el converso, se mueven en direcciones opuestas. El cohen recibe su poder desde arriba. El converso crea su propia energía del alma desde abajo. El cohen tiene la habilidad de traer bendiciones a otros, al igual que su alma le fue dada como una bendición. El converso tiene el poder de la innovación, de la iniciativa, de crear santidad desde cero. Por esta razón, sus almas no son pareja.